martes, 9 de marzo de 2010

¿Optimismo por suerte?


Lo dicho, hoy de madrugada, faltando unas dos horas para levantarme, o sea sobre las 4.45 am... tenía una sensación extraña, una especie de desgana profunda y triste. No me apetecía en absoluto ir a trabajar. Cuando sonó el despertador permanecí echada cinco minutos más, combatiéndome; luego y a pesar del frío y la desidia, me levanté. Salí de casa, el aire y el sol me infundieron nuevos ánimos, me recordaron mis propósitos del día anterior, me recordaron además que la vida es luz y que el trabajo es sólo trabajo. Decidí encarar con buen humor la jornada laboral y ahora...recapitulando... puedo decir que ha sido un día bastante agradable, puede que mi optimismo atrajera la suerte, o que la suerte haya actuado por ella misma o...también puede que haya sido un poco de esto y un poco de aquello.
...Si siempre pudiéramos tomar las riendas de los ánimos...de los impulsos, todo sería más fácil, pero hablar consigo mismo, examinarse e intentar cambiar un poco las cosas sí ayuda, aunque en determinado momento nos parezca imposible. Si tus ánimos están de tu parte y no en contra, eso también hay que decirlo.
La voluntad, a veces, se esconde y hay que buscarla con lupa.
Empezar algo distinto después de haber estado demasiado bien acostumbrado es muy difícil, pero para descartar algo definitivamente, primero hay que probarlo cierto tiempo.
Y las lecciones aprendidas (aunque sea a base de dolor, de hecho cuanto más dolorosas más valiosas...) son un tesoro invaluable. Sonríamos para que el dolor sea pasajero y triunfe nuestro espíritu alegre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario