martes, 23 de marzo de 2010

"No puedo permitirme el lujo de la desesperación"


...dice David Grossman. Me gusta mucho leer la sección La Contra de La Vanguardia, pero, por alguna razón, no lo hago a diario, va por fases. A veces pasa mucho tiempo hasta que, de pronto, recuerdo que me aporta muchísimo leer esas entrevistas y busco la página y vuelvo a leer.
A veces me siento abatida, comenzar en un ambiente laboral radicalmente distinto a lo que estabas acostumbrado puede hundirte y si no eres capaz de infundirte cada día, cada hora, nuevos ánimos, si no te repites siempre que puedas, todo va a salir bien, tú puedes con ello, es sólo una sensación pasajera, no puedes seguir adelante más pronto que tarde tirarías la toalla. Los mandarías de paseo. Pero es tu prueba no la suya y será tu premio, tu logro, tu conocimiento profundo. Te vayas o te quedes.
No estoy acostumbrada a no tener éxito en lo que hago, siempre han valorado mi trabajo, he sido de las mejores, pero no puedo decir lo mismo de donde estoy ahora. Una empresa americana en la que te dan vacas grandes o pequeñas según tu rendimiento del día anterior. La más grande si has vendido más, la más pequeña si has sido la peor. No me parece un sistema muy acertado, por lo menos no para mi forma de ser, porque al darme una mini vaca lo único que consiguen es desmotivarme y frustrarme, si lo que pretenden alcanzar es lo contrario, conmigo no funciona en absoluto. ¿Me pregunto si funcionará con los demás? Imagino que con los menos orgullosos, quizás con los más dóciles. No es mi caso.
Lo de las vaquitas comenzó ayer y me afectó muchísimo, tuve que ocuparme de mis luchas internas durante casi toda la tarde y parte de la noche. Hoy me ha afectado un poco menos, lo que está claro es que si quiero seguir, no puedo dejar que me afecte tanto, porque sino, acabaré cabizbaja y me perseguirán pensamientos negativos y éstos me pasarán factura en mi rutina laboral. Porque si tienes pensamientos negativos, también te suceden cosas malas. Es una verdad universalmente reconocida, lo he comprobado, lo compruebo desde hace un mes cada día.
Leer hoy esta entrevista de la vanguardia: http://www.lavanguardia.es/lacontra/lacontra.html me ha dado un poco de paz, alegría y fuerza para luchar, más fuerza, porque, de por sí, soy una persona que no se da por vencida tan pronto, pero mi orgullo no es muy buen aliado. Tendre que aprender a tragármelo, a digerirlo de forma distinta, a transformarlo. Quizá, como dice mi madre, la vida no me ha golpeado aún lo suficiente en el ámbito laboral, yo sí que siento que sufro, no sé si es suficiente, pero sí que tragó y soporto cosas y me duele, pero saco fuerzas de ese optimismo natural de mi forma de ser. Me pondré un post it con esa frase muy cerca, para no olvidar nunca.
La entrevista no tiene desperdicio, los comentarios que hace sobre el heroísmo en la familia me han impactado y he sacado mucho de sus palabras.
Acabo de volver a leer la entrevista y...he cambiado la frase...en realidad es: "No quiero permitirme el lujo de la desesperación" ahora no sé cuál me gusta más...dependerá de la situación...en fin, así tiene un toque personal. :D

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