viernes, 7 de mayo de 2010

Adios a un amigo (Relatos: Un buen día)


Este es un relato que escribí hace cinco años. Espero que lo disfruten. :D
Hoy es lunes, mi amo me ha sacado a pasear más tarde que de costumbre. Por la expresión de su rostro pareciera que no le hubiera ido muy bien en el trabajo; no obstante ha sido tierno y cariñoso, siempre procura que su mal humor no me afecte.
Qué feliz soy cuando vuelvo a casa después de un largo paseo, me encanta la hora de la cena, pero hoy...no sé, hoy me duele la cabeza.
Tengo seis años y me conservo bastante bien, hago deporte, él suele montar en bici y yo le hago compañia. Antes nos divertíamos más. Ambos seguimos echando de menos a Laura. Hace tres meses que no viene a visitarnos, mi amo evita hablar de ella, no mencionar su nombre, pero yo sé que sufre. A mi como a él me está costando mucho olvidarla.
Por las tardes cuando vuelve del trabajo recorremos parte del Englischer Garten, ¡qué suerte tengo de vivir cerca de un parque tan grande! No le recrimino el que me deje solo tanto tiempo, por el contrario, le estoy agradecido. Me adoptó cuando tenía ocho meses. No quiero recordar los malos tratos de los que fui víctima antes de llegar a la perrera y el tiempo que pasé allí tampoco fue muy agradable que digamos; la soledad, la angustia, la falta de amor. Él me Salvó.
Ha estado leyendo más de dos horas, se quiere ir a dormir, yo quiero ir con él.
El dormitorio está arriba, a mi no se me está permitido subir, nunca le he desobedecido, pero hoy no me apetece dormir solo, tengo miedo. El dolor de cabeza persiste, y esa sensación en el pecho, como si un gran vacío se estuviera apoderando de mi alma, como si la nada quisiera engullirme. Se levanta del sofa, yo lo sigo, subo las escaleras detrás de él, me dice que baje, pero yo no quiero bajar y no bajo, él me lo ordena con vehemencia, me rehuso, entonces me mira fijamente a los ojos y extrañado me dice: -¿pero qué te pasa hoy amigo mío?, seis años viviendo juntos y nunca habías hecho algo parecido. Yo lo miro fijamente, me gustaría saber hablar, decirle que siento pánico, que creo que me voy a morir. Parece conformarse, quizás haya notado algo.
Se sienta nuevamente en el sofa, permanezco a su lado, él me acaricia la cabeza; siento que me estoy quedando dormido, sin embargo tengo la certeza de que el final está cerca, pobre amo mío, te vas a quedar tan solo y yo, qué voy a hacer sin ti, ¿cómo será mi cielo? Lamo su mano, me mira con dulzura, yo trato de decirle con los ojos lo que no puedo con el hocico, y a juzgar por las lágrimas que corren por sus mejillas creo que lo ha comprendido.
Ha llamado a Laura, Laura nunca nos ha olvidado.

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