domingo, 2 de mayo de 2010
La condena de estar solo
"Tiene la elegancia del erizo: por fuera está cubierta de púas, una verdadera fortaleza, pero intuyo que, por dentro, tiene el mismo refinamiento sencillo de los erizos, que son animalillos falsamente indolentes, tremendamente solitarios y terriblemente elegantes".
Hace unos tres años leí La elegancia del erizo, libro que me gustó muchísimo. Cuando me enteré que habían hecho una película no sentí verdadera curiosidad, ya que como el libro es bastante filosófico, pensé que cualquier cosa que hicieran me sabría a poco.
No sé por qué hace dos días me vino a la cabeza otra vez el libro y me dije que una buena forma de recordarlo sería viendo la peli.
¡Qué gran acierto! recuerdo que cuando leí la novela, al principio, Paloma no terminaba de gustarme, demasiado inteligente para sus doce años, las palabras en su boca me parecían pedantería de la autora,(lo comparé entonces con Scout Finch, niña también inteligentísima que no se me hizo pedante en absoluto)...poco a poco me lo fui creyendo y Paloma terminó convenciéndome.
Pero, sin duda, es Renee, la portera del edificio, mi personaje favorito y al verla, la he recordado, de hecho, es exáctamente como la imaginé, ver la película me ha hecho quererla más.
Ese erizo solitario, que adora Ana Karenina, humilde, pero a la vez soberbio, en apareincia frío, pero empático y que cree que no merece nada.
Renee tuvo suerte, tarde, pero conoció a dos personas muy parecidas a ella, personas con las que sentía unida sin necesidad de decir mucho, porque tenían su misma sensibilidad. (Empieza el desvarío)
Muchos viven condenados a la soledad, a decir cosas que a la mayoría puedan resultar extrañas y es probable que puedan salirte con simplificaciones al estilo de un libro de autoayuda, pero es que la vida no es tan simple. ¿Y cómo se los haces entender? Mejor olvídalo...no pierdas el tiempo, no podrás con alguien que le dice sí a todo, que no ve los matices grisáceos de la existencia... porque lo difícil radica, muchas veces, en decir no. Porque la simplicidad de un sí, no podrá compararse nunca con la complejidad de un no sé. Porque sólo los que piensan y se conocen en profundidad, reconocen que no todo es posible, que, a veces ,no basta con querer. Para eso somos demasiado civilizados o demasiado bárbaros, depende de cómo se mire. Y puedes intentar perseguir tus ideales, pero no siempre los alcanzas y puede que alcanzarlos tampoco sea lo que te haga feliz.
Los sentimientos, las emociones y la mente humana son complejos, son una curva no una línea...bueno, excepto para los que son lineales. Y te preguntas cómo es posible que haya tantas diferencias dentro de una misma especie.
"Quizá sea eso la vida: mucha desesperación pero también algunos momentos de belleza donde el tiempo ya no es igual. Es como ni las notas musicales hicieran una suerte de paréntesis en el tiempo, una suspensión, otro lugar aquí mismo, un siempre en el jamás".
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