martes, 4 de mayo de 2010
Más allá del mal
El profesor de inglés nos ha pedido que escribamos un pequeño ensayo sobre el bien y el mal, de dónde viene nuestra concepción de éste.
Empezaría diciendo que aprendemos de nuestros padres, de los adultos que nos rodean, padres, maestros, vecinos, tíos, etc. que son los que nos enseñan, los que se encargan de moldearnos, así, crecemos con sus concepciones del mundo.
Muchas veces no entendemos cuáles son sus parámentros para discernir, porque somos niños y carecemos de la experiencia. Es muy probable que haya niños en extremo inteligentes o precoces que comiencen bastante temprano a cuestionarse las decisiones, los castigos, las recompensas, los juicios, los actos de los padres y adultos en general, pero ¿cuándo empezamos a pensar por nosotros mismos sobre lo que está bien y lo que está mal.
¿Cuándo empecé yo a hacerlo? No sabría decirlo.
El bien y el mal pueden existir como conceptos abastractos, pero el tema es complicado, ya que es en el ser humano, en sus sentimientos y en sus actos donde se reflejan estas ideas y cobran vida. Y de la misma manera podemos sentir algo malo y obrar bien a pesar de ello y al revés.
Una vez puse un ejemplo de un pedófilo que nunca había tocado ni mirado a ningún niño de forma reprochable. Si esta persona no ha hecho nunca nada malo, porque su sentido del bien se lo prohibe, no obstante lo que siente está mal. ¿Es este hombre más bueno o más malo?
Otro ejemplo es una señora que vivía en la parte aria, en frente del ghetto judío de Varsovia, un día, un niño judío cruzó la alambrada para buscar comida, la señora empezó a gritar ¡un judío, un judío! si cogían al niño lo fusilaban y ella lo sabía, esta señora puede que haya sido una antisemita acérrima o puede que no. Que su reacción haya sido simplemente un reflejo, un acto inconciente. Esta señora era buena vecina, buena hija...¿qué es entonces más mala que buena?
No es tan fácil como parece ¿verdad? El mal está más cerca de lo que pensamos.
El bien y el mal cobran importancia en los pequeños y grandes actos, en las decisiones, en la interacción con el prójimo. Entre humanos y seres vivos, en las relaciones personales, en la sociedad.
Yo estoy convencida de que la mayaroría de las personas no son malas, hay gente malvada, seguro, pero para mí "ser malo" o "ser malvado" son palabras mayúsculas y la gente así, una excepción. ¿Qué es lo que considero yo malvado o a quién?
Pues a alguien que haga el mal por el mero hecho de hacer el mal, a sangre fría, por placer, para deleitarse con el sufrimiento, de forma repetida, sin que el acto malvado haya sido causado por los vicios y defectos inherentes al ser humano.
La mayoría de las veces es, simplemente, carencia absoluta de empatía. ¿Tenemos la culpa de no tenerla? ¿cómo se adquiere? ¿quiénes no la adquieren? Sí, sin duda una persona que hace el mal, porque no tiene empatía es mala, pero ¿es culpable de su maldad?
Somos víctimas de nuestros defectos, un ser humano puede obrar mil veces mal y dos mil veces bien o viceversa a lo largo de su vida...¿qué es entonces? ¿más bueno o más malo?
Muchísimas veces actuamos mal o injustamente, pero no por eso somos malos. La mayoría no somos más que víctimas.
Todos llevamos el bien y el mal dentro de nosotros. Y creo que lo que más importa es ser concientes de nuestros actos, de nuestros seintimientos, autoexaminarnos siempre, una introspección que nos permita discernir lo justo de lo injusto y obrar en consecuencia siempre que tengamos la posibilidad, reconociendo lo malo para poder combatirlo. Si somos justos, no podemos obrar muy mal.
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