lunes, 14 de junio de 2010

Lo que inspira


Me ha gustado mucho esta anécdota, lo he leído en un momento muy apropiado.

Fuente: http://www.lavanguardia.es/lv24h/20100613/53945483443.html
Charles Baudelaire se presenta en la casa suiza de Richard Wagner, allá por la mitad del siglo XIX. El músico le recibe con batín granate, le acompaña hasta el salón y, sentándose al piano, improvisa una pieza.
El poeta escucha. Pensativo, bohemio, un tanto dantesco. Al cabo de un rato, Wagner abandona la banqueta, desaparece por una puerta y regresa con un nuevo batín, ahora de color azul, para arrancarse de continuo con otra melodía improvisada. Baudelaire se toca la barbilla, mira al suelo, reflexiona sobre algo. A los pocos minutos, el músico se levanta por tercera vez, vuelve a salir de la cámara y entra después con batín verde. Luego una música también repentina. Cuando al fin baja la tapa del piano, el poeta le comenta algo sobre la influencia de los colores en la inspiración, sobre la importancia del entorno en el proceso creativo, sobre la relevancia de los estímulos externos en los arranques internos. Pero el músico es más prosaico, más realista, más wagneriano, y responde que se ha cambiado tres veces de ropa porque se apasiona tanto al tocar el piano que suda en exceso. De ahí las mudas. De ahí también la diferencia entre quienes confían en las musas y quienes hacen lo propio con el trabajo. De quienes creen en la constancia, el esfuerzo, la repetición. En definitiva, de quienes prefieren sudar a esperar. Que ya lo dijo Picasso: "Si vienen las musas, que me pillen trabajando".

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